“El profesor mexicano dejó de ser maestro par ser enseñador”
“El poder de Elba Esther Gordillo no deriva de cualidades como la inteligencia, sino del dinero y los apoyos oficiales. Es una manifestación muy acentuada de la descomposición del movimiento sindical mexicano”
Perder las normales públicas sería un desastre para México, sostiene Othón Salazar Ramírez, fundador del Movimiento Revolucionario Magisterial (MRM) y líder histórico de las luchas de los profesores.
Afirma que la escuela pública que hoy tenemos traiciona a la Revolución y sienta las bases de nuevas generaciones de mexicanos absolutamente desinteresados de los grandes temas de la vida nacional.
Entre decenas de libros y periódicos que se apilan en el humilde departamento que habita en el norte de la ciudad de México, destaca que la escuela pública ha dejado de ser un instrumento de liberación social para convertirse en una herramienta en favor de los intereses del capital nacional y extranjero, porque “puede jugar todos los papeles, menos el de ser formadora de la conciencia cívica y política de las nuevas generaciones”.
Con 84 años de edad, el maestro, comunista y uno de los dirigentes más destacados de las jornadas de lucha magisteriales de 1956 a 1958 –que lo llevaron a la toma de las instalaciones de la Secretaría de Educación Pública (SEP) para conquistar mejoras salariales, laborales y sindicales para los docentes– advierte que se viven momentos de gran decaimiento en el país, fruto, en gran medida, de una “pobre educación que no le dejó a los alumnos otra inquietud que su porvenir personal”.
Luchador social incansable
Conocedor del sistema educativo nacional, pese a que lleva 48 años cesado por su labor sindical y como luchador social, señala, en entrevista con La Jornada, que Elba Esther Gordillo Morales, dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) es “sólo una manifestación, muy acentuada, del estado de postración política, ideológica y teórica que vive el país”.
–¿Qué representaría para el país perder las escuelas normales públicas?
–Sería el desastre para México. Si las normales fueran, y algunas ya lo son, instituciones para preparar sólo enseñadores, sería terrible. Porque la palabra maestro entraña un gran compromiso con la generación que se tiene en las manos, pero también con los intereses más elevados de la nación.
“Es necesario convocar a una fuerza organizada, aunque sea mínima, para dar un grito de rebeldía y realizar un encuentro donde se analice el estado actual que viven las normales formadoras de maestros y buscar alternativas libres, más allá de los espacios de control de Gordillo Morales y de Josefina Vázquez Mota (titular de la SEP).
“La desaparición de las normales es imposible, pues hasta hoy son éstas las escuelas con las cualidades para formar maestros; no hay otras. Puede haber formación universitaria en la rama pedagógica, pero no es lo mismo.
“Las escuelas normales son uno de los puntales más grandes con que debería contar la educación nacional. Ya han desaparecido un número importante de normales rurales, y esto puede continuar si no hay una fuerza que detenga la mentalidad reaccionaria de quienes dirigen la educación pública en México, y del propio gobierno federal”.
–¿Cómo percibe el México de hoy y al sistema educativo nacional vigente?
–El pueblo mexicano está en condiciones verdaderamente de postración ideológica y política, como resultado del poder del capital nacional e imperialista estadunidense. Uno de los rasgos más destacados del hundimiento político y social que vivimos es que el poder gubernamental esté en manos de la derecha, de la cual nada puede esperarse, teniendo en cuenta los intereses superiores del país.
“La escuela, vistos los intereses de la revolución que la creó, y los de ahora, vemos que tiene una diferencia de kilómetros. La escuela pública casi está ganada por los intereses del capital nacional y extranjero. El profesor mexicano dejó de ser maestro y está convertido en enseñador.
“Hoy la situación ha llegado a niveles verdaderamente lamentables. La conciencia de los maestros mexicanos está burocratizada. Su entrada a la escuela, su salida, su cheque quincenal, eso es lo que importa, lo demás que vaya y venga como sea.
“En mi experiencia y formación como docente en las normales rurales, y más tarde en la Benemérita Escuela Nacional de Maestros, me tocó ver a mis profesores, que eran gente que parecía ver los últimos relámpagos de la Revolución, y casi todos mantenían un espíritu de amor a México muy grande. Eso fue muy importante en mi formación”.
–¿Cuál es el papel de Gordillo Morales en el deterioro del sistema educativo nacional, y el de las actuales autoridades educativas?
–Elba Esther es sólo una manifestación del estado de postración política, ideológica y teórica que vive el país. No es resultado de una capacidad sindical desarrollada, que uno diga está ahí porque ella las puede. Su poder no deriva de cualidades como la inteligencia, sino del dinero y los apoyos oficiales. Es una manifestación muy acentuada de la descomposición del movimiento sindical mexicano.
“Y en general, tanto de Gordillo, como de Vázquez Mota, y sus autoridades, no pueden esperarse resultados diferentes. En cuanto a la titular de la SEP, su formación no le da más que para poner parches a los problemas del sistema educativo nacional. En el caso de Gordillo, está endiosada con la cantidad de millones de pesos de que dispone el SNTE, pero también con el apoyo que recibe del alto mando gubernamental en todas las cosas que se mete, mientras que el gremio, con poco más de un millón 300 mil maestros, es una fuerza numérica grande, pero anulada por un bajo estado de conciencia, y para hacerle frente al cacicazgo brutal que encabeza Elba Esther se requiere una disposición de lucha con mucha firmeza”.
–¿En qué momento histórico inició el deterioro del sistema educativo nacional, y por tanto de la escuela pública?
–Las banderas más altas que levantó la Revolución fueron traicionadas al no interesar la escuela como instrumento de emancipación social. Todo se volvió un practicismo. No se trató propiamente de este gobierno. Cada administración de educación pública comenzó a reflejar el pensamiento alejado de los grandes ideales de la Revolución. Y eso se hizo extensivo a las escuelas normales formadoras de maestros. Así, el vacío ideológico, patriótico y político fue llegando también a las nuevas generaciones de maestros.
“Y la escuela se redujo, de ser un instrumento de liberación social, a uno en favor de los intereses del capital nacional y extranjero. Aunque este proceso también tiene que ver con el papel débil, y ahora casi nulo, de la izquierda revolucionaria mexicana, que no supo sacar la cara en defensa de las banderas de la Revolución que se iban hundiendo.
“Ahora tenemos una escuela pública que juega todos los papeles que se quiera, menos el de la formación de la conciencia cívica y política de la nueva generación de mexicanos.
“Por eso, debemos luchar por que las grandes banderas levantadas, y por las cuales murieron millones de mexicanos, se vuelvan a tomar y agitar públicamente llamando al pueblo a que se haga consciente de los extremos brutales de debilidad ideológica y política al que lo han llevado los intereses del capital nacional y extranjero. Y es en la construcción de este esfuerzo que los maestros tenemos grandes cosas por hacer”.
–¿Qué retos enfrenta el magisterio nacional?
–Los maestros deben vincular su labor diaria a la tarea trascendente de formación de la conciencia social y política. Enseñar nada más por enseñar es quitarle a la escuela su espíritu libertario. Y si van a hacer eso, primero que lo hagan consigo mismos, pues qué se puede pensar de una masa de más de un millón de sindicalizados a los que Elba Esther trata como si fueran borreguitos. Por eso les diría: abran los ojos, maestros; dense cuenta que el país se hunde día a día, y la amenaza de que por este camino lleguemos a perder nuestra patria en el futuro es muy grande”.
Perder las normales públicas sería un desastre para México, sostiene Othón Salazar Ramírez, fundador del Movimiento Revolucionario Magisterial (MRM) y líder histórico de las luchas de los profesores.
Afirma que la escuela pública que hoy tenemos traiciona a la Revolución y sienta las bases de nuevas generaciones de mexicanos absolutamente desinteresados de los grandes temas de la vida nacional.
Entre decenas de libros y periódicos que se apilan en el humilde departamento que habita en el norte de la ciudad de México, destaca que la escuela pública ha dejado de ser un instrumento de liberación social para convertirse en una herramienta en favor de los intereses del capital nacional y extranjero, porque “puede jugar todos los papeles, menos el de ser formadora de la conciencia cívica y política de las nuevas generaciones”.
Con 84 años de edad, el maestro, comunista y uno de los dirigentes más destacados de las jornadas de lucha magisteriales de 1956 a 1958 –que lo llevaron a la toma de las instalaciones de la Secretaría de Educación Pública (SEP) para conquistar mejoras salariales, laborales y sindicales para los docentes– advierte que se viven momentos de gran decaimiento en el país, fruto, en gran medida, de una “pobre educación que no le dejó a los alumnos otra inquietud que su porvenir personal”.
Luchador social incansable
Conocedor del sistema educativo nacional, pese a que lleva 48 años cesado por su labor sindical y como luchador social, señala, en entrevista con La Jornada, que Elba Esther Gordillo Morales, dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) es “sólo una manifestación, muy acentuada, del estado de postración política, ideológica y teórica que vive el país”.
–¿Qué representaría para el país perder las escuelas normales públicas?
–Sería el desastre para México. Si las normales fueran, y algunas ya lo son, instituciones para preparar sólo enseñadores, sería terrible. Porque la palabra maestro entraña un gran compromiso con la generación que se tiene en las manos, pero también con los intereses más elevados de la nación.
“Es necesario convocar a una fuerza organizada, aunque sea mínima, para dar un grito de rebeldía y realizar un encuentro donde se analice el estado actual que viven las normales formadoras de maestros y buscar alternativas libres, más allá de los espacios de control de Gordillo Morales y de Josefina Vázquez Mota (titular de la SEP).
“La desaparición de las normales es imposible, pues hasta hoy son éstas las escuelas con las cualidades para formar maestros; no hay otras. Puede haber formación universitaria en la rama pedagógica, pero no es lo mismo.
“Las escuelas normales son uno de los puntales más grandes con que debería contar la educación nacional. Ya han desaparecido un número importante de normales rurales, y esto puede continuar si no hay una fuerza que detenga la mentalidad reaccionaria de quienes dirigen la educación pública en México, y del propio gobierno federal”.
–¿Cómo percibe el México de hoy y al sistema educativo nacional vigente?
–El pueblo mexicano está en condiciones verdaderamente de postración ideológica y política, como resultado del poder del capital nacional e imperialista estadunidense. Uno de los rasgos más destacados del hundimiento político y social que vivimos es que el poder gubernamental esté en manos de la derecha, de la cual nada puede esperarse, teniendo en cuenta los intereses superiores del país.
“La escuela, vistos los intereses de la revolución que la creó, y los de ahora, vemos que tiene una diferencia de kilómetros. La escuela pública casi está ganada por los intereses del capital nacional y extranjero. El profesor mexicano dejó de ser maestro y está convertido en enseñador.
“Hoy la situación ha llegado a niveles verdaderamente lamentables. La conciencia de los maestros mexicanos está burocratizada. Su entrada a la escuela, su salida, su cheque quincenal, eso es lo que importa, lo demás que vaya y venga como sea.
“En mi experiencia y formación como docente en las normales rurales, y más tarde en la Benemérita Escuela Nacional de Maestros, me tocó ver a mis profesores, que eran gente que parecía ver los últimos relámpagos de la Revolución, y casi todos mantenían un espíritu de amor a México muy grande. Eso fue muy importante en mi formación”.
–¿Cuál es el papel de Gordillo Morales en el deterioro del sistema educativo nacional, y el de las actuales autoridades educativas?
–Elba Esther es sólo una manifestación del estado de postración política, ideológica y teórica que vive el país. No es resultado de una capacidad sindical desarrollada, que uno diga está ahí porque ella las puede. Su poder no deriva de cualidades como la inteligencia, sino del dinero y los apoyos oficiales. Es una manifestación muy acentuada de la descomposición del movimiento sindical mexicano.
“Y en general, tanto de Gordillo, como de Vázquez Mota, y sus autoridades, no pueden esperarse resultados diferentes. En cuanto a la titular de la SEP, su formación no le da más que para poner parches a los problemas del sistema educativo nacional. En el caso de Gordillo, está endiosada con la cantidad de millones de pesos de que dispone el SNTE, pero también con el apoyo que recibe del alto mando gubernamental en todas las cosas que se mete, mientras que el gremio, con poco más de un millón 300 mil maestros, es una fuerza numérica grande, pero anulada por un bajo estado de conciencia, y para hacerle frente al cacicazgo brutal que encabeza Elba Esther se requiere una disposición de lucha con mucha firmeza”.
–¿En qué momento histórico inició el deterioro del sistema educativo nacional, y por tanto de la escuela pública?
–Las banderas más altas que levantó la Revolución fueron traicionadas al no interesar la escuela como instrumento de emancipación social. Todo se volvió un practicismo. No se trató propiamente de este gobierno. Cada administración de educación pública comenzó a reflejar el pensamiento alejado de los grandes ideales de la Revolución. Y eso se hizo extensivo a las escuelas normales formadoras de maestros. Así, el vacío ideológico, patriótico y político fue llegando también a las nuevas generaciones de maestros.
“Y la escuela se redujo, de ser un instrumento de liberación social, a uno en favor de los intereses del capital nacional y extranjero. Aunque este proceso también tiene que ver con el papel débil, y ahora casi nulo, de la izquierda revolucionaria mexicana, que no supo sacar la cara en defensa de las banderas de la Revolución que se iban hundiendo.
“Ahora tenemos una escuela pública que juega todos los papeles que se quiera, menos el de la formación de la conciencia cívica y política de la nueva generación de mexicanos.
“Por eso, debemos luchar por que las grandes banderas levantadas, y por las cuales murieron millones de mexicanos, se vuelvan a tomar y agitar públicamente llamando al pueblo a que se haga consciente de los extremos brutales de debilidad ideológica y política al que lo han llevado los intereses del capital nacional y extranjero. Y es en la construcción de este esfuerzo que los maestros tenemos grandes cosas por hacer”.
–¿Qué retos enfrenta el magisterio nacional?
–Los maestros deben vincular su labor diaria a la tarea trascendente de formación de la conciencia social y política. Enseñar nada más por enseñar es quitarle a la escuela su espíritu libertario. Y si van a hacer eso, primero que lo hagan consigo mismos, pues qué se puede pensar de una masa de más de un millón de sindicalizados a los que Elba Esther trata como si fueran borreguitos. Por eso les diría: abran los ojos, maestros; dense cuenta que el país se hunde día a día, y la amenaza de que por este camino lleguemos a perder nuestra patria en el futuro es muy grande”.
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