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sábado, 4 de octubre de 2008

Cómo afrontar la repetición escolar



El entorno familiar tiene una incidencia fundamental en los logros de los niños en la escuela. Cuando un niño debe repetir el año escolar, siempre será aconsejable una actitud positiva, de compromiso, apoyo y valorización de los padres, para prevenir la angustia y baja autoestima del niño.
Cuando un niño debe repetir el año escolar se produce un revuelo familiar: se opacan las fiestas de fin de año, se altera el programa de las vacaciones. A veces, con la perplejidad propia del distraído, los padres se preguntan qué ha pasado; surgen las acusaciones, los reproches; se asumen las culpas y deslindan responsabilidades.Es habitual que un niño que incurre en esta situación desarrolle síntomas como tristeza, decaimiento, rabia y sentimientos de desvalorización y de culpa. También puede presentar conductas rebeldes, que buscan encontrar culpables en el exterior (sistema escolar, profesores o padres). Basta considerar lo que implica para la autoestima del niño el tener que alejarse de su grupo de amigos, asumir lo que se configura como un fracaso y en ocasiones hasta ser el blanco de burlas de sus nuevos compañeros.En este caso, no hay que desesperarse ni escandalizarse, aplicar castigos o buscar culpables. Para que una noticia de este tipo no nos tome por sorpresa, debemos asumir las responsabilidades en el aprendizaje de nuestros hijos durante todo el año escolar. No esperar a fin de año para enterarnos cómo le va a nuestro hijo en la escuela. Es probable que a estas alturas del año sea muy poco lo que se pueda hacer para revertir malos resultados.Ahora bien, ante una situación de repetición escolar, como padres debemos:1. Analizar la situación para determinar los factores que influyeron2. Planificar cómo se enfrentará el próximo año.El primer aspecto requiere llevar a cabo conversaciones familiares. No hay que olvidar que la repetición siempre es una luz roja que indica que algo está pasando en el niño y la familia. De ser necesario buscar la ayuda profesional necesaria para encontrar la raíz del problema.En el segundo caso, se trata de elaborar una estrategia adecuada para que nuestro hijo se ponga al día con el estudio. En este sentido, las vacaciones son fundamentales. Sin el estrés diario del colegio podrá repasar los contenidos que no fueron comprendidos, así como también aprender nuevas formas de estudio y a organizar su tiempo.Durante este período de preparación, así como en el momento de encarar el nuevo año de una manera distinta, es fundamental que el estudiante cuente con el apoyo de los padres. Ya sea con una intervención directa, organizando una práctica de estudio en el hogar o llevando al niño a un profesor para que guíe sus actividades y le indique cómo estudiar las materias.En suma, se trata de que los padres adopten la responsabilidad de generar situaciones de enseñanza y aprendizaje en el ámbito del hogar. Los niños (así como los adolescentes y los adultos) necesitan sentir que se reconocen sus aptitudes. Ante la situación hay que reforzar el apoyo y la consideración de las habilidades del niño.
Se trata de que nuestro hijo pueda aprender, también, de la experiencia vivida; inclusive que ésta se convierta en una anécdota, que será recordada como un paso más en el camino (no siempre lineal y directo) hacia la madurez.


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