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lunes, 6 de octubre de 2008


Saldos de la alianza por la calidad educativa
Por: Emilio Zebadúa Opinión

Lunes 6 de Octubre de 2008 Hora de publicación: 22:44

Sin lugar a dudas, en la actual coyuntura nos encontramos frente a una serie de procesos inéditos en la vida pública del país. Ya sean marcados por el complicado escenario económico donde las estrategias gubernamentales en la materia no han funcionado, o bien, por la crisis institucional de seguridad pública que la nación viene arrastrando desde hacía varias décadas, en un asunto en el que la ciudadanía ha clamado, de una u otra manera, rendición de cuentas de las autoridades responsables del combate contra la delincuencia organizada.En cualquier caso, dentro de este complejo panorama —que en gran medida mantiene en jaque al gobierno federal— hay un acierto del presidente Felipe Calderón en materia de desarrollo social, y éste es el de la educación. Diríase que es uno de los saldos a favor en este primer tercio de la administración calderonista, porque a final de cuentas la Alianza por la Calidad de la Educación se traduce en un plan de reforma educativa consensado con el magisterio, padres de familia, organizaciones civiles y actores vinculados al proceso educativo, que mira hacia el futuro en el largo plazo e implica una serie de cambios estructurales —que parecían inamovibles, incluso en las relaciones laborales— tendientes a elevar la calidad educativa que el país requiere. Estamos, pues, ante una de las reformas estructurales más importantes que el país requiere ante los retos de un mundo globalizado de alta competencia, donde prevalecen nuevas condiciones en el mercado de trabajo y del empleo. Lo han hecho ya China, Corea y, a nivel regional, Brasil. Son naciones que han comprendido las nuevas condiciones que privan en el concierto mundial y han avanzado.POR LA CALIDAD EDUCATIVA¿Qué es lo que está sucediendo y sucederá en los próximos meses y años en este proceso de reforma? ¿A qué corresponde la movilización de un sector del magisterio en Morelos? ¿Es una acción política o estamos frente a un reclamo legítimo a favor de elevar la calidad educativa? Por supuesto que en cualquier proceso de cambio —que implica un sistema educativo tan grande como el nuestro en número de alumnos, de maestros y recursos públicos— era predecible que afloraran reticencias e inercias.Lo que tenemos en el caso de Morelos, hay que decirlo, es una movilización política aislada de un grupo dentro de la sección 19 que con el discurso, o con la referencia a un proceso de reforma educativa, aprovecharon la coyuntura para promover su propia agenda política. Tan lo es que a la fecha no se ha escuchado planteamiento alguno alternativo a la Alianza por la Calidad de la Educación.Hoy por hoy hay un nuevo marco de referencia para la política pública en materia educativa, que es la llamada Alianza por la Calidad de la Educación, suscrita como acuerdo por el presidente de la República, Felipe Calderón, y la presidenta del Comité Ejecutivo Nacional del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo, en una primera instancia, y en un segundo momento por el SNTE y los gobiernos estatales que hoy son autoridad educativa en el marco del federalismo educativo.EL ENTORNO EDUCATIVOLa Alianza por la Calidad de la Educación es una programa de reformas estructurales en el ámbito del sistema educativo, que proviene de amplios acuerdos consensados por quienes en el país consideran que es necesaria, o urgente, que se modifique el modelo educativo que predominó en México durante prácticamente medio siglo. En síntesis: que nos adentre al siglo XXI.Y en ese consenso participan sectores de la sociedad, no sólo en el país sino a nivel mundial. Por eso es que la OCDE aplaudió la firma del acuerdo en su momento con un mensaje expreso. Es la misma razón por la cual organizaciones civiles vinculadas a la educación que estuvieron presentes en la firma de la alianza en Palacio Nacional, o que desde entonces han conocido y entrado en relación con la alianza han aplaudido la reforma y junto con ellos asociaciones de padres de familia, gobiernos estatales y, por supuesto, la amplia mayoría de las maestras y maestros del país que forman parte del SNTE.EN LA RUTA DE UN NUEVO MODELO EDUCATIVOEsto no es casualidad y se debe fundamentalmente a dos razones. Una de ellas, es que hoy las maestras y los maestros del país saben de la necesidad estructural de modificar el sistema educativo para poder seguir elevando los niveles de calidad de la educación y el bienestar de los maestros. Y la segunda razón es porque este proceso por el cual el SNTE forma parte de la Alianza fue construido con mucho tiempo de antelación. Y paulatinamente, con base a consultas, a nivel escuela, delegación, municipio, entidad y, después, a nivel nacional, en un Congreso que se llevó a cabo en el Estado de México en el 2007 en donde se acordaron una serie de planteamientos y ejes de trabajo para una reforma educativa que fueron presentados al presidente Calderón en ese mismo año y que alimentan la calidad por la calidad educativa. La participación de los maestros, en ese sentido, ha sido de abajo hacia arriba y muy amplia.Ello no significa que una reforma estructural —trátese fiscal, energética, laboral o de cualquier otra índole— esté exenta de reacciones, cuestionamientos, incluso, protestas. El acuerdo educativo es una de las reforma estructurales que han nacido con un amplio consenso y que menos protestas ha suscitado si se toma en cuenta que la mayoría de la ciudadanía —en estudios de opinión— se han manifestado a favor de elevar la calidad de la educación. En ese contexto, se registra un conflicto político en Morelos que hay que atender políticamente. Este plano no se puede obviar, porque es el que explica el rechazo a algunos ejes de la alianza, sin que se ponga a discusión otros puntos de la misma en su conjunto. Un elemento que han tomado como bandera es el cambio en las condiciones para el acceso a las plazas vacantes para maestros. Porque se trata de una modificación que incide directamente no en los líderes o burócratas de las autoridades educativas que venden plazas, sino en los casos en que se tenían fincadas esperanzas de acceder de manera automática, negociada, o comprada a esas vacantes.Y en ese sentido, hay que distinguir a quienes ilegítimamente aspiraban a un plaza por la vía de una compra, con quienes aspiraban legítimamente por la vía de los canales institucionales existente. Por ejemplo, egresar de una escuela Normal para entrar automáticamente a una plaza. Eso hay que atenderlo, como se hizo en Quinta Roo, y como, eventualmente, se hará en Morelos, cuando se consume la disposición al diálogo pleno de parte las sectores inconformes.Cuando la alianza entre en funcionamiento pleno será vital la colaboración y la eficacia de las autoridades educativas estatales y de la SEP, porque la alianza tiene muchos elementos que van a permitir el fortalecimiento, el empoderamiento, la capacitación de los maestros y de quienes aspiran a ser maestros, pero para eso tiene que entrar en operación el acuerdo educativo. Y eso no ha sucedido en parte por burocratismos, en parte porque hay plazos y en gran medida porque se trata de una reforma que es amplia y muy compleja que a estas alturas ni siquiera se ha dimensionado.En otras palabras: la Alianza está diseñada justamente para fortalecer y preservar la educación pública. Lo que el acuerdo plantea es el apoyo a las escuelas que padecen carencias o deficiencias en el proceso educativo. Incluye, además, elementos para fortalecer aquellos que no pudieron cumplir con los requisitos para ingresar al servicio docente a través de becas, cursos de capacitación, de actualización, etc. La Alianza es para reforzar y fortalecer los elementos distintos que forman parte del sistema educativo público y, a la vez, articular los esfuerzos comunitarios entorno a las escuelas, en los que participan padres de familia y maestros, de una manera más fluida y ordenada para fortalecer y preservar la educación pública en el país. Se tiene que apostar porque la Alianza Educativa avance, de lo contrario, en algunos años, nuestro rezago escolar se reflejará en el desarrollo económico del país. Porque a diferencia de la generación de empleos que en gran parte depende de la economía de Estados Unidos, a diferencia de la lucha contra el narcotráfico que es un proceso permanente pero que por lo mismo es interminable, a diferencia de otros programas sociales que se han extendido eficazmente en el país, pero que por lo mismo no inciden en un cambio estructural de nuestra sociedad, la reforma educativa implica una verdadera transformación social en términos de equidad e igualdad.

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